Juan Carlos Montenegro Núñez
https://orcid.org/0009-0009-5877-1629
Universidad Autónoma de Chiriquí
juanc.montenegro@unachi.ac.pa
https://doi.org/10.59722/serc.v1i1.881
La redacción de un anteproyecto de investigación es una actividad constante y tan esencial en el ámbito académico, ya que esta acción determina la dirección metodológica y conceptual del estudio, además facilita su aceptación por instituciones y financiadores. Este ensayo científico presenta 10 consejos prácticos, basados en una revisión sistemática de literatura pertinente, que busca optimizar la elaboración de anteproyectos y servir como guía tanto para investigadores noveles como experimentados.
En primer lugar, se destaca la importancia de formular un problema de investigación claro y pertinente, apoyado en una revisión exhaustiva de literatura que permita contextualizar y sustentar la investigación. Posteriormente, se subraya la necesidad de establecer objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales) que orientan el desarrollo del estudio. Por otro lado, se enfatiza la justificación del proyecto, resaltando su relevancia teórica, práctica y social, así como la construcción de un marco teórico robusto que sirva de base conceptual.
El ensayo también aborda aspectos técnicos como el diseño metodológico, que debe incluir enfoque, tipo de estudio, población, muestra, instrumentos de recolección de datos y análisis. Junto a ello, se recomienda elaborar un cronograma y un presupuesto detallado, los cuales garantizan la viabilidad del proyecto. Finalmente, se resalta la importancia de revisar el documento, atender las normas de presentación y formato (como la versión más reciente de las normas APA) y procurar claridad y profesionalismo en la redacción.
En conclusión, seguir estos lineamientos intensifica significativamente las probabilidades de aprobación de un anteproyecto, permitiendo al investigador comunicar de manera efectiva el valor y la viabilidad de su propuesta en un contexto académico exigente.
Palabras clave: redacción, anteproyecto, investigación, metodología, objetivos.
Ten tips for writing and presenting a preliminary research project
The drafting of a research project is a constant and essential activity in academia, as it determines the methodological and conceptual direction of the study, as well as facilitating its acceptance by institutions and funders. This scientific essay presents 10 practical tips, based on a systematic review of relevant literature, which aims to optimise the drafting of pre-projects and serve as a guide for both novice and experienced researchers.
First, the importance of formulating a clear and relevant research problem, supported by a thorough literature review to contextualise and support the research, is highlighted. Subsequently, the need to establish SMART (Specific, Measurable, Achievable, Relevant and Time-bound) objectives to guide the development of the study is underlined. On the other hand, the justification of the project is emphasised, highlighting its theoretical, practical and social relevance, as well as the construction of a robust theoretical framework that serves as a conceptual basis.
The essay also addresses technical aspects such as methodological design, which should include approach, type of study, population, sample, data collection instruments and analysis. In addition, it is recommended that a detailed timetable and budget be drawn up, which will ensure the feasibility of the project. Finally, the importance of revising the document, following the rules of presentation and formatting (such as the most recent version of APA standards) and ensuring clarity and professionalism in the writing is emphasised.
In conclusion, following these guidelines significantly increases the chances of approval of a preproject, allowing the researcher to effectively communicate the value and viability of his or her proposal in a demanding academic context.
Keywords: writing, pre-project, research, methodology, objectives.
Dez conselhos para redigir e apresentar uma proposta de projeto de investigação
A elaboração de um projeto de investigação é uma atividade constante e essencial no meio académico, pois determina a orientação metodológica e concetual do estudo, além de facilitar a sua aceitação por parte de instituições e financiadores. Este ensaio científico apresenta 10 conselhos práticos, baseados numa revisão sistemática da literatura relevante, que visam otimizar a elaboração de anteprojectos e servir de guia para investigadores novatos e experientes.
Em primeiro lugar, destaca-se a importância de formular um problema de investigação claro e relevante, apoiado por uma revisão exaustiva da literatura para contextualizar e apoiar a investigação. Subsequentemente, é sublinhada a necessidade de estabelecer objectivos SMART (específicos, mensuráveis, alcançáveis, relevantes e limitados no tempo) para orientar o desenvolvimento do estudo. Por outro lado, enfatiza-se a justificação do projeto, destacando a sua relevância teórica, prática e social, bem como a construção de um quadro teórico robusto que sirva de base concetual.
O ensaio aborda igualmente aspectos técnicos como a conceção metodológica, que deve incluir a abordagem, o tipo de estudo, a população, a amostra, os instrumentos de recolha de dados e a análise. Além disso, recomenda-se a elaboração de um cronograma e de um orçamento detalhados, que garantam a viabilidade do projeto. Por último, sublinha-se a importância de rever o documento, de respeitar as regras de apresentação e de formatação (como a versão mais recente das normas APA) e de garantir a clareza e o profissionalismo da redação.
Em conclusão, o cumprimento destas orientações aumenta significativamente as hipóteses de aprovação de um pré-projeto, permitindo ao investigador comunicar eficazmente o valor e a viabilidade da sua proposta num contexto académico exigente.
Palavras-chave: redação, pré-projeto, investigação, metodologia, objectivos.
La redacción de un anteproyecto es una etapa clave en el proceso de investigación científica, pues define la dirección del estudio y comunica su relevancia y alcance a un público diverso, que incluye académicos, instituciones de financiamiento y públicos de interés. En consecuencia, el anteproyecto de investigación actúa como una hoja de ruta que dirige la metodología investigativa, constituyendo la planificación precisa del estudio desde el surgimiento de la idea hasta la previsión de los recursos necesarios. Un anteproyecto bien diseñado facilita la obtención de financiamiento y también incrementa significativamente las posibilidades de éxito de la investigación.
La elaboración de un anteproyecto de investigación eficaz requiere un delicado equilibrio entre rigor académico y claridad expositiva. Este equilibrio es fundamental para que el documento cumpla con los estándares metodológicos requeridos y a la vez logre comunicar las ideas y propósitos del estudio de manera efectiva a diversas audiencias. Para ello, es esencial contar con directrices precisas que orienten este proceso de escritura académica, sin embargo, alcanzarlo representa un desafío, especialmente para investigadores noveles, quienes a menudo enfrentan dificultades para estructurar de manera coherente los componentes del anteproyecto.
En este contexto, el presente ensayo tiene como objetivo principal proporcionar una guía práctica y útil para la redacción de anteproyectos de investigación. En particular, se comparten 10 consejos elementales destinados a investigadores tanto noveles como experimentados, con el propósito de optimizar esta labor tan importante. Estos consejos se basan en una revisión sistemática de la literatura científica, en la que se analizaron más de 20 documentos, incluyendo libros y artículos especializados en metodología de investigación, para identificar las recomendaciones más relevantes, prácticas y aplicables de manera transversal en distintos campos del conocimiento.
Desde el estado del arte, se evidencia que la redacción de un anteproyecto presenta desafíos comunes en ámbitos como la formulación del problema de investigación, la definición de objetivos claros y la elaboración de un marco teórico sólido. Autores como Atilano Robles (2022) destacan la importancia de transformar una idea inicial en un plan estructurado, mientras que Bassi (2015) subraya que las preguntas de investigación son la manifestación más sintética y comprensible del problema a abordar. Asimismo, León González et al. (2020) enfatizan en que la construcción de un marco teórico requiere no sólo de una revisión minuciosa de la literatura, sino también de un análisis crítico que permita identificar vacíos en el conocimiento. Estas perspectivas, respaldadas por evidencia empírica, han sido tomadas como base para estructurar las recomendaciones del presente ensayo.
La pregunta que guía el desarrollo de este ensayo es: ¿Cómo garantizar que un anteproyecto de investigación sea comprensible, coherente, sólido y convincente? A partir de esta interrogante, se sostiene la postura de que, al seguir ciertas directrices específicas, es posible superar las principales dificultades que enfrenta el investigador al estructurar su anteproyecto, logrando un documento que cumple con los estándares académicos e igualmente luce novedoso y atractivo para los evaluadores y financiadores.
La calidad del anteproyecto es, en última instancia, la clave que decidirá el curso de la investigación. Por ello, este ensayo científico busca proporcionar herramientas prácticas que permitan a los investigadores llevar a cabo este trabajo de manera eficiente, maximizando las posibilidades de éxito y asegurando la viabilidad de sus proyectos.
De acuerdo con Niño Rojas (2011), el proceso de planificación de una investigación generalmente comienza con una propuesta, que da origen a la primera versión del proyecto, conocida como anteproyecto. Este término se refiere a un esquema inicial o plan que se elabora como una prueba antes de desarrollar la versión final del proyecto. Así, el anteproyecto actúa como un borrador que permite al investigador definir, argumentar y defender su idea de investigación, sirviendo como base para el desarrollo posterior del proyecto completo. A tal efecto, el anteproyecto es imprescindible, ya que establece las bases y orientaciones que guiarán el trabajo de investigación en su fase definitiva.
Por su parte Aldana de Becerra et al. (2020) plantean que “el anteproyecto de investigación corresponde a un nivel de elaboración mayor que la propuesta y tiene como propósito presentar la factibilidad de realizar el proyecto” (p. 7). La construcción de un anteproyecto de investigación requiere una comprensión profunda de sus elementos constitutivos y su interrelación. A continuación, se presentan los componentes fundamentales y consejos prácticos para su eficaz redacción, comenzando con una visión general de los elementos clave que debe contener todo anteproyecto de investigación.
Elementos clave del anteproyecto de investigación
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Elemento |
Descripción |
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Pregunta de investigación |
Formulación clara y concisa del problema a investigar. |
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Objetivos |
Propósitos generales y específicos del estudio. |
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Justificación |
Importancia de la investigación. |
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Metodología |
Diseño, población, muestra, técnicas de recolección y análisis de datos. |
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Cronograma |
Planificación temporal de las actividades. |
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Presupuesto |
Recursos necesarios para la investigación. |
Nota: Elaboración propia.
La integración efectiva de los elementos clave del anteproyecto de investigación asegura la coherencia interna del documento y facilita su evaluación por parte de los académicos o instituciones. Por ejemplo, la formulación de una pregunta de investigación precisa debe estar directamente vinculada a los objetivos, asegurando que estos últimos respondan claramente al problema expuesto. De igual manera, la metodología debe diseñarse de modo que permita alcanzar los objetivos propuestos, garantizando la viabilidad del estudio, lo que aumenta las probabilidades de su aprobación.
Consejos para la redacción de un anteproyecto de investigación
Un problema de investigación mal planteado afecta la claridad de los objetivos y compromete la relevancia del estudio en su contexto académico y social, por lo tanto, es importante enunciar el problema y también establecer un marco que evidencie su pertinencia. Esto se logra a través de la triangulación de fuentes teóricas, la consulta con expertos y la delimitación temática, geográfica y temporal del problema. De existir dificultades en la delimitación del problema, la estrategia sería realizar consultas con expertos y utilizar matrices de consistencia para acortar el alcance de la investigación.
El punto de partida en la redacción de un anteproyecto de investigación es la identificación y definición precisa y explícita del problema que será objeto de estudio. La correcta definición del problema de investigación proporciona una perspectiva con cierta exactitud y contribuye a delimitar el alcance del estudio. Desde el punto de vista de Atilano Robles (2022), es indispensable detallar cuál es el problema de investigación. Agrega el precitado autor que, en los cursos de metodología, frecuentemente se menciona la selección de un tema de investigación, no obstante, esta expresión debe evolucionar hacia la elaboración de un plan de investigación.
El problema de investigación debe ser específico, realista y pertinente para que se pueda desarrollar el estudio, esto además servirá para el desarrollo de preguntas de investigación apropiadas. Dicho con palabras de Bassi (2015), las preguntas de investigación son “la condensación del problema de investigación: su manifestación escrita más simple, clara y abarcativa” (p. 297).
Señalan Cruz García y López Ospina (2021) que la formulación del problema, en términos generales, facilita la descripción e interpretación de realidades que se manifiestan en un contexto temporal y espacial. Esta exposición lógica establece límites y alcances, los cuales son elementos claves a considerar al momento de estructurar y redactar el contenido del anteproyecto de investigación. Una vez definido el problema de investigación, el siguiente paso lógico es fundamentar el estudio mediante una rigurosa revisión de literatura.
Para Meza-Salcedo et al. (2020), la revisión de la literatura tiene como objetivo contextualizar el interés de la investigación y actualizar al investigador sobre lo que se discute en el ámbito académico en relación con su tema de estudio. En este sentido, iniciar la revisión de la literatura es una de las actividades esenciales que todo investigador debe considerar al comenzar su trabajo investigativo, lo que servirá como herramienta para rastrear y explorar las diferentes perspectivas y hallazgos relacionados con su objeto de estudio.
Una exhaustiva revisión de literatura es útil para situar el problema e igualmente constituye la base teórica sobre la cual se sustentará la investigación. Esta revisión documental debe incorporar estudios previos importantes y debe identificar diferencias en el conocimiento que la nueva investigación pretende abordar. Bonet Collazo et al. (2023) proponen que una de las actividades iniciales al empezar el estudio sea examinar minuciosamente la literatura disponible relacionada con el tema de investigación, así como los antecedentes y la base del problema de investigación.
Además de contextualizar el problema, la revisión de la literatura permite identificar enfoques novedosos que podrían no ser evidentes a simple vista. En este aspecto, al explorar investigaciones en campos relacionados, los investigadores pueden descubrir metodologías o perspectivas teóricas que enriquecerán sus proyectos, posicionándolos a la vanguardia de sus disciplinas.
Para encontrar bibliografía adecuada para la investigación, especialmente libros y artículos científicos relevantes, es recomendable emplear motores de búsqueda como Google Académico y Lens.org, así como bases de datos académicos como SciELO, Scopus, Redalyc y Dialnet. Esto se debe a que las publicaciones en estos repositorios digitales han sido cuidadosamente evaluadas por académicos a través de un proceso de revisión por pares, lo que asegura su confiabilidad. La revisión de literatura no sólo contextualiza el problema, del mismo modo proporciona la base para establecer objetivos precisos y alcanzables.
Arias Gonzáles et al. (2020) explican que, debido a su importancia, la redacción de los objetivos de investigación es un desafío común para estudiantes e investigadores al desarrollar sus trabajos. Por ello, es significativo comprender los pasos y métodos necesarios para crear objetivos alcanzables que coincidan con el estudio. Según Dubs de Moya (2002), un objetivo bien formulado debe reflejar lo que realmente se pretende lograr con el proyecto de investigación.
A su vez, Tafur Portilla e Izaguirre Sotomayor (2022) consideran que los objetivos de investigación especifican lo que se espera obtener como resultado del estudio. Por esta razón, los investigadores deben tener presente el tipo de información necesaria para alcanzar estos objetivos, las estrategias para recopilar dicha información, las herramientas a utilizar y la confiabilidad de los datos obtenidos.
En cuanto al objetivo general y los objetivos específicos, es oportuno resaltar el discernimiento de Balestrini Acuña (2006), quien señala que es pertinente descomponer los elementos o dimensiones del objetivo general y delimitar el ámbito de estudio. Esta idea es respaldada por Cruz del Castillo et al. (2014), quienes indican que los objetivos específicos derivan del general y son pasos dirigidos a su logro.
Los objetivos de investigación son la guía central del estudio, por lo que deben ser explícitos y viables en términos de tiempo, recursos y acceso a la población de estudio. Los objetivos deben seguir el criterio SMART (por sus siglas en inglés), a saber, deben ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales, en vista de que esta perspectiva ayuda a los investigadores a mantenerse centrados, al tiempo que evalúan el progreso de la investigación.
Bernal (2010) está de acuerdo en gran medida con el planteamiento anterior, pues este autor sugiere enfáticamente la importancia de utilizar verbos que sean cuantificables y medibles en el contexto de la investigación. Esto implica que se deben evitar verbos subjetivos e imprecisos, como pensar o imaginar porque estos no ofrecen una base sólida para la evaluación de los objetivos establecidos. Bernal (2010) también recomienda que, en la redacción de los objetivos de investigación, no se deben escribir preámbulos o introducciones innecesarias, esto se debe a que una redacción clara y directa de los objetivos facilita una mejor comprensión de estos.
Una vez establecido los objetivos claros y medibles que guiarán la investigación, es indispensable sustentar por qué se justifica la realización del estudio. Esta justificación debe demostrar el valor y la relevancia del proyecto tanto para la comunidad académica como para la sociedad en general.
Cuando se pretende validar la necesidad de una investigación, es imprescindible exponer su potencial para generar impacto, sea por medio de soluciones aplicables o a través de la expansión del conocimiento teórico. La justificación de la investigación debe abordar explícitamente el impacto esperado en múltiples niveles, puesto que se debe detallar por qué el estudio es esencial y qué beneficios aportará a la sociedad o al campo de conocimiento específico. Al respecto, Cerón Islas et al. (2020) puntualizan que la importancia de la investigación radica en ofrecer respuestas a preguntas inusuales mediante enfoques científicos, estas preguntas surgen de indagaciones intencionadas que exigen una organización a través de un proceso que incluye métodos y técnicas conocidas como método científico.
Las preguntas que se pueden formular al redactarse el apartado de la justificación pueden ser: ¿Por qué razón este anteproyecto de investigación es importante?; ¿Cuál es la aplicabilidad de este anteproyecto de investigación?; ¿Qué problemas soluciona este anteproyecto de investigación?; ¿Qué circunstancias propiciaron este anteproyecto de investigación? y ¿Cuál es la novedosa información que presenta este anteproyecto de investigación?
Es importante enfatizar que el término anteproyecto hace referencia al documento preliminar que define la estructura, viabilidad y relevancia de una investigación antes de su desarrollo completo. Como señalan Aldana de Becerra et al. (2020), este documento representa un nivel de elaboración superior a una simple propuesta inicial, cuyo objetivo principal es demostrar la factibilidad del proyecto de investigación. En tal sentido, el anteproyecto actúa como una guía que orienta metodológicamente el estudio, comunicando su valor y potencial a diferentes audiencias, como instituciones académicas y posibles financiadores.
La viabilidad del anteproyecto de investigación debe ser demostrada de modo convincente, explicando la disponibilidad de los recursos necesarios (humanos, materiales, financieros y temporales), el acceso a las fuentes de información y a la población de estudio, así como la factibilidad técnica y operativa para su ejecución. Es significativo evaluar las posibles limitaciones o restricciones que podrían afectar el desarrollo del proyecto y proponer estrategias para superarlas. La viabilidad igualmente acarrea considerar aspectos éticos, legales y administrativos que podrían influir en la ejecución del estudio, asegurando que el proyecto sea factible en el contexto y las condiciones propuestas.
La justificación de un anteproyecto de investigación no debe limitarse a demostrar su relevancia teórica o académica, es indispensable asimismo incluir un análisis del impacto ético y social. A modo de ejemplo, en investigaciones aplicadas se podrían examinar las implicaciones de los resultados en comunidades vulnerables o en el desarrollo de políticas públicas. Bajo esta concepción se refuerza la relevancia del proyecto, al tiempo que se resalta su potencial para generar cambios positivos. Después de haber justificado la importancia del estudio, es indispensable construir una base teórica sólida que sustente la investigación y proporcione el contexto conceptual requerido para su desarrollo.
Teniendo en cuenta los planteamientos de León González et al. (2020), se puede aseverar que el marco teórico es el conjunto de conceptos que inducen al investigador a adoptar una perspectiva teórica respecto al fenómeno que va a estudiar. Este punto del anteproyecto de investigación debe integrar teorías y conceptos determinantes que guiarán el análisis y la interpretación de los datos, de igual forma, es requisito que el marco teórico esté bien estructurado y conectado con los objetivos de investigación. Romero Parra et al. (2023) destacan que “en este apartado se tienen que desarrollar los antecedentes, las bases teóricas, el empleo de citas y las hipótesis” (párr. 32).
Es fundamental que el marco teórico se base en la revisión de la literatura existente y que también integre un análisis crítico de las teorías y conceptos determinantes para la investigación. Esto permitirá al investigador identificar vacíos en el conocimiento actual y justificar la necesidad de su estudio. Al hacerlo, se establece un contexto más amplio que enriquece la comprensión del problema objeto de estudio.
En este orden de ideas, León González et al. (2020) agregan que, en la creación del marco teórico es necesario examinar la situación actual o el diagnóstico del objeto y área de estudio, sistematizar los antecedentes teóricos, identificar las tendencias tanto a nivel internacional como nacional (haciendo hincapié en las condiciones de la problemática y el contexto en el que se desarrollará la investigación), así como los hallazgos teóricos obtenidos de la revisión bibliográfica. Por estas razones, Aldana de Becerra et al. (2020) indican que, es esencial que el marco teórico resulte de una lectura crítica de las referencias teóricas mencionadas en los antecedentes de la investigación.
De esta forma, el marco teórico proporciona conceptos que ayudan a definir el problema de investigación, a perfeccionar los componentes del diseño metodológico, así como a seleccionar, definir y operacionalizar las variables o categorías de análisis en el contexto de la investigación cualitativa. El marco teórico adicionalmente desempeña un importantísimo papel en la sustentación de las hipótesis o afirmaciones que se evaluarán.
El vínculo entre los conceptos teóricos y las variables empíricas es clave para garantizar la coherencia del marco teórico. En el caso de una investigación que explora la relación entre el estrés laboral y la productividad, conceptos como estrés y productividad deben definirse claramente y transformarse en variables medibles. Esta conexión permite que el marco teórico sustente la investigación y simultáneamente guíe el diseño metodológico y el análisis de los resultados.
Datos para redactar el marco teórico
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Dato |
Descripción |
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Número de autores |
No hay un mínimo o máximo de autores a citar, pero es importante comparar teorías y conceptos para asegurar la confiabilidad del estudio. |
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Citas por título/subtítulo |
Cada título o subtítulo debe estar respaldado por al menos tres autores, independientemente de si sus opiniones son similares o diferentes. |
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Citas bibliográficas |
Se deben incluir citas en el texto que provengan de diversos autores, siguiendo las normas de redacción y presentación de trabajos escritos. |
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Orden lógico |
La información debe organizarse de manera lógica según las variables, dimensiones e indicadores. |
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Definición de términos |
De incluirse definiciones, se deben presentar al menos 30 términos no conceptualizados en el marco teórico que ayuden a comprender el estudio. |
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Teoría comparativa |
Se puede realizar una comparación teórica entre distintos autores, exponiendo sus perspectivas sobre el tema de investigación. |
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Tamaño del marco teórico |
No hay un número específico de páginas requeridas, pero sí es crucial que el marco teórico tenga suficiente contenido para asegurar la confiabilidad del estudio y evitar vacíos en la información. |
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Tiempo de redacción |
Debe redactarse en tiempo pasado o en infinitivo. |
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Antigüedad de las citas |
Algunos asesores de tesis sugieren citar solamente publicaciones de menos de cinco años, pero se puede incluir teoría de más años dependiendo del aporte del autor. |
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Función del marco teórico |
Sirve como base para desarrollar instrumentos de recolección de datos, operacionalizar variables y formular hipótesis, citando autores destacados. |
Nota: Elaborada a partir de datos extraídos de Arias Gonzáles y Covinos Gallardo (2021).
Con un marco teórico bien fundamentado que ofrece una base sólida para el desarrollo del estudio, el siguiente paso en el diseño de la investigación consiste en determinar de manera clara y precisa cómo se realizará el estudio. Esto implica seleccionar y definir una metodología que sea rigurosa y apropiada para el tipo de investigación que se requiere efectuar, asegurando así el verdadero cumplimiento de los objetivos planteados en el anteproyecto. La elección de la metodología adecuada es sumamente importante, ya que influye directamente en la calidad de los resultados obtenidos y en la validez de las conclusiones que se derivarán de la investigación.
Empleando las palabras de Maldonado Reyes et al. (2023), la estrategia metodológica, el método o metodología, “es la descripción sistemática y sistémica de la investigación” (p. 28), es decir, se refiere a la explicación de los mecanismos que se usarán en el caso del anteproyecto para el análisis de la problemática de investigación. En este apartado, Bonet Collazo et al. (2023) sostienen que se debe dar una visión clara de lo que se pretende hacer, por qué y cómo. El marco metodológico es la parte neurálgica del anteproyecto de investigación, por consiguiente, el mismo debe describir cómo se efectuará el estudio, incluyendo, entre otras cosas, el enfoque, el tipo de estudio, el alcance, el diseño, la recolección de datos y el análisis.
Tafur Portilla e Izaguirre Sotomayor (2022) exponen que, los elementos del diseño metodológico de la tesis que todo investigador debe definir son: el enfoque de la investigación, el tipo de estudio, la identificación de la población o muestra, la especificación de las técnicas e instrumentos para la recolección de datos, así como la determinación del plan para la tabulación y análisis de datos. Una buena metodología describe el proceso y asimismo justifica la elección de métodos específicos, lo que aumenta la credibilidad del estudio.
Explican Aldana de Becerra et al. (2020), que el enfoque de investigación se refiere a la forma de entender el objeto de estudio en base a paradigmas como el cuantitativo o cualitativo; el tipo de estudio clasifica la investigación por su alcance y determina el diseño y la recolección de datos, pudiendo ser exploratorios, descriptivos, correlacionales o experimentales en el enfoque cuantitativo y etnográficos, hermenéuticos o fenomenológicos en el enfoque cualitativo; la población/universo es el grupo al que se aplicarán los resultados, mientras que la muestra es un segmento representativo o significativo; el muestreo puede ser probabilístico o intencional, según el tipo de investigación; los sujetos/participantes son las unidades de análisis; los instrumentos de recolección incluyen encuestas y entrevistas; los criterios de inclusión/exclusión evitan sesgos en los resultados; el procedimiento de recolección define cómo se obtendrá la información; la técnica de análisis será estadística para datos cuantitativos y de contenido para cualitativos.
Aunque es trascendental definir una metodología detallada, también es indispensable prever la necesidad de ajustes durante la ejecución del proyecto. Factores como cambios en el acceso a la población de estudio, limitaciones imprevistas de recursos o nuevos hallazgos pueden requerir modificaciones en el enfoque. Considerar un plan de contingencia dentro de la metodología, demuestra una preparación exhaustiva e incrementa la credibilidad del proyecto ante los evaluadores. Una vez definida la metodología, es necesario organizar temporalmente las actividades del proyecto para garantizar su ejecución ordenada y eficiente.
Al incluirse un cronograma de actividades en el anteproyecto de investigación, todos los involucrados en la ejecución de las actividades pueden tener una idea clara de los tiempos asignados a cada una de sus actuaciones, lo que facilita el monitoreo y la gestión del avance de cada fase del estudio y, al mismo tiempo, presenta de manera gráfica las tareas, su duración y orden, así como el calendario general del proyecto. Refiriéndose al cronograma de actividades del anteproyecto de investigación, Tunal Santiago (2021) propone que el investigador se haga estas preguntas:
en las diferentes etapas en que planea su investigación?,
investigación? y, iii) ¿Se visualiza claramente la optimización de tiempos? (p. 251).
Bassi (2015) recomienda la conveniencia de elaborar una tabla de Gantt, preferiblemente a colores, como cronograma de actividades, en la cual se deben establecer unos plazos que puedan concretarse y que se debe cumplir con lo plasmado en esa tabla para que la adecuada planificación pueda contribuir ampliamente al éxito del proyecto.
La visualización del progreso a través de la tabla de Gantt también permite identificar rápidamente cualquier desviación del plan original, lo que favorece la toma de decisiones oportunas para ajustar actividades o recursos según sea pertinente. En un entorno de investigación dinámico, esta adaptabilidad es esencial para asegurar que el proyecto se mantenga en el camino correcto y que los objetivos se alcancen dentro de los términos establecidos.
Del mismo modo, es importante destacar que un cronograma bien estructurado no sólo proporciona claridad en la ejecución de las actividades, igualmente fomenta la responsabilidad entre los miembros del equipo investigativo. Al asignar tareas específicas a individuos o grupos, se establece un sentido de compromiso que puede elevar la motivación y la productividad.
Ejemplo de un cronograma de actividades
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Actividad / Fase |
Responsable |
Jul. 2025 |
Ago. 2025 |
Sept. 2025 |
Oct. 2025 |
Nov. 2025 |
Dic. 2025 |
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Fase de inicio |
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Elaboración del anteproyecto |
Equipo de investigación |
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Sustentación |
Investigador principal |
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Aprobación |
Comisión de investigación |
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Fase de planificación |
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Llamar a grupos de interés |
Coordinador del proyecto |
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Reunión con grupos de interés |
Coordinador del proyecto |
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Selección de grupos de interés |
Coordinador del proyecto |
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Organizar grupos de trabajo |
Coordinador del proyecto |
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Definir objetivos específicos |
Coordinador del proyecto |
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Diseño del plan detallado del proyecto |
Equipo de investigación |
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Elaboración del presupuesto |
Analista financiero |
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Fase de ejecución |
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Objetivo específico 1 |
Equipo de investigación |
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Objetivo específico 2 |
Equipo de investigación |
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Objetivo específico 3 |
Equipo de investigación |
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Objetivo específico 4 |
Equipo de investigación |
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Fase de control/monitoreo |
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Matriz de comunicación |
Equipo de monitoreo |
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Matriz de costos |
Equipo de monitoreo |
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Matriz de calidad |
Equipo de monitoreo |
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Matriz de servicio |
Equipo de monitoreo |
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Fase de cierre |
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Tabulación de datos |
Tabulador |
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Análisis de resultados |
Equipo de investigación |
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Revisión ortográfica, gramatical y estadística |
Lingüista y estadístico |
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Presentación |
Investigador principal |
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Publicación |
Vicerrectoría de Investigación |
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Nota: Elaboración propia.
La precisión de un cronograma de actividades contribuye de modo efectivo con la planificación del tiempo y al establecimiento de plazos para cada fase del proyecto. Esto no únicamente sirve como guía para los investigadores, sino que adicionalmente demuestra a los evaluadores que se ha considerado el tiempo de forma meticulosa.
Si existiesen restricciones de tiempo y recursos, la estrategia sería desarrollar un cronograma realista con márgenes de contingencia y buscar fuentes alternativas de financiamiento. Junto con la planificación temporal, la viabilidad del proyecto depende de una cuidadosa estimación y distribución de los recursos financieros necesarios.
La incorporación de un presupuesto detallado es vital, especialmente cuando el anteproyecto de investigación se presentará para financiamiento. El presupuesto debe especificar los costos asociados a la investigación, incluyendo materiales, recursos humanos y otros gastos requeridos, además, es esencial que el mismo indique de dónde provendrán los recursos para llevar a cabo el estudio.
Por otro lado, es importante presentar el presupuesto de manera clara y comprensible, utilizando tablas o figuras que faciliten la visualización de los costos por categorías. Esto es de gran valor porque ayuda a los evaluadores a comprender mejor la viabilidad financiera del proyecto y por tanto demuestra la capacidad del investigador para planificar y gestionar recursos eficientemente.
Al elaborar el presupuesto, se deben contemplar los costos directos evidentes e incluso aquellos costos indirectos que frecuentemente se pasan por alto. Esto incluye gastos operativos como servicios públicos, costos de mantenimiento de equipos, seguros y un margen para contingencias. Es recomendable categorizar los gastos en rubros principales como personal, equipos, materiales, servicios técnicos, costos administrativos y viajes. También se deben considerar posibles variaciones en los precios durante el período de ejecución del proyecto, incluyendo un porcentaje razonable de imprevistos que usualmente oscilan entre el 5% y el 10% del presupuesto total.
Ejemplo de presupuesto
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Objeto de gasto |
Estimación del costo en Bl. |
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Materiales: |
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Papel bond |
69.50 |
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Transcripción de texto |
321.00 |
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Impresión |
449.40 |
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Fotocopias |
321.00 |
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Material impreso (revistas, libros, otros) |
535.00 |
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Sub-total Materiales |
1,695.90 |
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Transporte |
947.32 |
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Alimentación |
3,168.00 |
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Otros gastos: |
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Encuadernación (borradores de la investigación) |
321.00 |
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Corrección y estilo |
267.50 |
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Empastado (informe final de la investigación) |
690.00 |
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Matrícula y derecho de sustentación (tesis) |
900.00 |
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Servicio de internet por un año |
642.00 |
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Servicio de electricidad por un año |
770.40 |
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Sub-total Otros gastos |
3,590.90 |
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Imprevistos |
940.21 |
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Total: |
10,342.33 |
Nota: Elaboración propia.
Una vez que el presupuesto esté finalizado, es conveniente integrarlo coherentemente en el anteproyecto de investigación, asegurando que cada elemento del presupuesto esté justificado y alineado con los objetivos del estudio. Un presupuesto detallado favorece la obtención de financiamiento y revela las habilidades del investigador en la planificación y gestión de recursos. Se puede mencionar como ejemplo que la capacidad de prevenir imprevistos financieros o de optimizar los costos puede ser decisiva para el éxito del proyecto, especialmente en investigaciones con recursos limitados, lo que puede servir para mostrar una imagen de responsabilidad y compromiso del investigador hacia los financiadores.
Carrión Rosende y Berasategi Vitoria (2010) afirman que, elaborar el presupuesto del anteproyecto de investigación es relativamente sencillo si se han definido adecuadamente las etapas previas. Esto implica identificar las actividades necesarias y los recursos requeridos para cada una de ellas. De esta manera, se podrá determinar un costo específico para cada actividad y la suma de todos estos costos representará el total del anteproyecto. Con un presupuesto bien estructurado, el siguiente paso es revisar y editar el anteproyecto de investigación antes de su presentación para procurar que todos los aspectos, incluidos los financieros, estén correctamente reflejados.
Refieren Vizmanos et al. (2022) que, una vez que el anteproyecto haya sido aprobado por los investigadores responsables, es fundamental llevar a cabo una revisión exhaustiva de los antecedentes que sustentan el estudio. Esto implica analizar en profundidad la información y los estudios previos relacionados con el tema de investigación, además, se debe efectuar una revisión cuidadosa del marco teórico y metodológico propuesto en el anteproyecto. Este ejercicio permitirá fortalecer y consolidar las bases conceptuales y procedimentales que fundamentarán el proyecto de investigación de manera sólida y coherente.
El planteamiento de los autores ut supra citados es parcialmente correcto porque desde antes de la presentación del anteproyecto de investigación, es imperativo revisarlo cuidadosamente para detectar posibles errores o inconsistencias. La revisión y edición son pasos esenciales en el proceso de redacción de la investigación, por lo que se aconseja que otras personas examinen el texto para proporcionar retroalimentación constructiva. Esta revisión ayuda a identificar deficiencias y a mejorar la precisión y perspectiva de lo plasmado en el documento.
Adicionalmente, se recomienda la claridad y la concisión en la redacción de los párrafos, es decir, se debe utilizar un lenguaje accesible y evitar terminologías innecesarias para facilitar la comprensión del anteproyecto de investigación. La estructura del documento debe ser lógica y continua, permitiendo que los revisores sigan el hilo argumentativo sin dificultad. Con los aspectos metodológicos, temporales y presupuestarios definidos, es importante velar por la calidad general del anteproyecto a través de un proceso de revisión pormenorizado.
Por último, es conveniente realizar una revisión final enfocada en la presentación visual del anteproyecto de investigación, esto incluye verificar que todas tablas y figuras estén correctamente etiquetadas para que dicha presentación se perciba como algo interesante y muy profesional. Una adecuada presentación refleja la dedicación del investigador y puede influir positivamente en la impresión que tendrán los evaluadores sobre la propuesta. Al concluir esta etapa de revisión, el anteproyecto de investigación estará listo para ser presentado con total confianza, procurando que cada detalle haya sido considerado para maximizar las posibilidades de su aprobación y de éxito en la obtención de financiamiento.
En último término, de acuerdo con la American Psychological Association (2020), el anteproyecto de investigación debe seguir las normas de formato y estilo académico, como las normas APA, las normas Vancouver, el manual de estilo de Chicago, el formato MLA creado por la Asociación de Lenguas Modernas, el estilo Harvard y las normas ICONTEC – NTC 1486. La facilidad y cohesión en la presentación del documento son aspectos determinantes, primero para su aceptación y después para su aprobación.
Palma Palma et al. (2020) indican que, aunque hay una inclinación hacia la adopción de un formato y estilo único para la redacción de documentos, la variedad de normas ha contribuido significativamente a enriquecer las publicaciones especializadas. Estos autores agregan que no hay una norma que sea más relevante que las demás; más bien, cada una de ellas desempeña un papel en los textos, proporcionando coherencia y consistencia a todo el documento.
En definitiva, para garantizar la aceptación del anteproyecto de investigación en el ámbito académico, es necesario cumplir con los estándares formales de presentación establecidos. Bassi (2015) sugiere ir armando la lista de referencias a medida que se citan libros o artículos científicos de diversos autores porque se pueden perder de vista u olvidar los textos impresos o electrónicos de donde se tomaron. Es indispensable que todos los autores mencionados en el cuerpo del proyecto estén incluidos en el capítulo de referencias. Enfatizan Tafur Portilla e Izaguirre Sotomayor (2022) que, es una regla estricta que cualquier autor listado en las referencias finales debe haber sido citado dentro del proyecto.
Finalmente, se debe prestar atención a otros elementos de presentación, como los márgenes, la tipografía y la numeración de páginas. Estos detalles, aunque pueden parecer irrelevantes, contribuyen a la percepción general de profesionalismo y cuidado en el trabajo presentado. Un formato adecuado propicia la lectura y comprensión del contenido del anteproyecto y demuestra el compromiso del investigador con la calidad y rigurosidad académica. Se reitera que antes de la entrega final del documento, es recomendable revisar exhaustivamente cada aspecto del formato para asegurar que todo esté alineado con las directrices pertinentes evitando cualquier error que pueda comprometer la evaluación del anteproyecto de investigación.
La elaboración de todo anteproyecto de investigación exige una minuciosa atención y planificación estratégica.
Un anteproyecto bien estructurado establece una base sólida para la investigación y simultáneamente comunica el valor y la relevancia del estudio a las partes interesadas.
La redacción eficaz de un anteproyecto de investigación requiere un equilibrio entre rigor metodológico, claridad expositiva y viabilidad.
Adicional al contenido escrito, la incorporación de elementos visuales, como diagramas conceptuales, tablas comparativas o gráficos de cronogramas, puede facilitar la comprensión del anteproyecto. Estos recursos permiten que el documento sea más accesible y ayudan a resaltar la información clave, captando la atención del lector de manera práctica.
Los 10 consejos presentados, respaldados por evidencia empírica reciente, proporcionan un marco integral para optimizar la investigación, aumentando considerablemente las posibilidades de éxito del proyecto.
La implementación sistemática de estos consejos puede incrementar sustancialmente las probabilidades de aprobación del anteproyecto, sin embargo, se debe tener en cuenta que cada disciplina y contexto puede requerir adaptaciones específicas de estos lineamientos generales.
Es importante reconocer las limitaciones típicas que pueden surgir durante la elaboración de un anteproyecto de investigación y considerar estrategias efectivas para superarlas, como por ejemplo cuando exista acceso limitado a fuentes bibliográficas actualizadas, la estrategia sería utilizar bases de datos académicas de acceso abierto y establecer colaboraciones interinstitucionales.
Es fundamental recordar que la revisión continua del anteproyecto y la incorporación de nuevas perspectivas y hallazgos a medida que avanza la investigación, pueden enriquecer notablemente el contenido y la dirección del estudio. Esta flexibilidad mejora el anteproyecto y revela un compromiso con la excelencia académica, lo que es decisivo para el desarrollo de investigaciones de alta calidad que respondan a las necesidades actuales de la sociedad.
El investigador debe mantener una actitud flexible y abierta a la retroalimentación. Las investigaciones más exitosas son aquellas que logran evolucionar en respuesta a nuevos retos o descubrimientos, sin perder de vista sus principales objetivos. Este encuadre fortalece el proyecto y logra potenciar el desarrollo de habilidades críticas en el investigador.
La calidad del anteproyecto de investigación puede influir en la obtención de financiamiento y en la aceptación del estudio por la comunidad académica.
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